Ultrasonido
El ultrasonido de caderas se realiza cuando se sospecha una displasia de cadera en un niño pequeño. Este es necesario para confirmar o descartar la enfermedad. Durante el examen se realiza la medición de algunos ángulos. El ángulo alfa es el más usado para guiar el tratamiento. Este se considera normal si es mayor a 60 grados. Se considera una displasia leve cuando el ángulo alfa se encuentra entre 43 y 60 grados, y se considera severa si es menor de 43 grados. Durante el ultrasonido la estabilidad de la articulación de la cadera es evaluada de la misma manera que se realiza la maniobra de Barlow, pero se utiliza la imagen del ultrasonido para evaluar la estabilidad en vez de la sensibilidad del doctor. Muchos bebés presentan una caderas más laxas (flojas) sin llegar a ser inestables, esto es difÃcil de interpretar. Las imágenes generalmente logran demostrar cuánta distancia se separa la cabeza del fémur del acetábulo (hueso pélvico); por supuesto, esto depende de la fuerza con la que el examinador realizar la maniobra. En términos generales, se considera que más del 50% de la cabeza femoral debe mantenerse en contacto con el acetábulo al momento de realizar la maniobra. Cuando se mantiene menos de un 45% se considera como una cadera inestable. La inestabilidad es mucho más común en los recién nacidos ya que los ligamentos se vuelven más ajustados con la edad. Cierta inestabilidad no se considera extraña en un bebé de seis semanas de edad. En algunas ocasiones esta inestabilidad es tratada y en ocasiones se decide observar con un nuevo ultrasonido a los tres meses de edad. Otros estudios de imágenes que pueden ser utilizados son las radiografÃas y la artrografÃa. Más información de cómo funcionan las imágenes por ultrasonido
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